miércoles, 7 de octubre de 2015

Meditacion

                   Meditación
Cálidas noches de verano.
En el pueblo aparecen abiertos los balcones
Y en  su basta plaza,
con su amplio rectángulo desierto,
los bancos de piedra aún calientes
del sol abrasador de la mañana.
Sus árboles sedientos
dibujan sus negras sombras en el suelo.
Y la mole de su iglesia,
majestuosa, elegante y arrogante,
proyectando su imagen en el cielo.
Y en el cenit, la torre y su reloj
con campanadas cada hora
pregonando que  el tiempo se nos  va,
y  que cuan efímero es nuestro tiempo
 que la vida pasa…
Meditando al pie de una farola,
con  la tenue luz casi apagada,
pienso  que el tiempo se me escapa  de las manos
que la vida pasa,
que la vida acaba…
Y que llega la hora de rendir las cuentas:
¡¡Dios mio!!  :   Solo dejo amor como legado.
Solo  aspiro dejar  un buen  recuerdo como herencia.
Vuelvo a meditar:
no es la vida quien se va…
Somos nosotros quien dejamos a la vida…



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