domingo, 8 de noviembre de 2015

A Sagrario, la madre del alma

A Sagrario la MADRE DEL ALMA

Fuerte y curtida en la vida
Con golpes desgarradores:
huérfana  siendo niña
y mayor de sus hermanas
sin  que otrora le quedaran
ni  pensiones ni otras pagas.
Tan callando…

Y antes de tener la edad
De Arnaldo se enamorara,
Y  fue su esposo  del alma.
Vivian estrechos de la enseñanza
Y así pronto hubieron  de buscar
Ingresos extras en los juzgados
Pues tenían  que alimentar
A los nueve hijos que tuvieran
En tiempos de la postguerra,
Tan callando

Gritos que tienen eco
-cónyuges, nietos, biznietos…-
Con toda la pena  lloran
Por la ausencia de esta madre
Que va buscando a su esposo.
Y   va con nuestros sollozos
tan callando…

Nunca tuvo rencores,
nunca el odio la invadió.
Nunca le pudo el dolor
ni el sufrir.  Lo superó
tan callando…

Todos hoy la lloramos
Desde este valle de lágrimas
Siempre mirando al cielo
Recitando esta plegaria
Unida a un gran desconsuelo:

¡¡¡Madre… cuanto te quiero!!!

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